Sangre De Emanuel by Ted Dekker

autor:Ted Dekker [Dekker, Ted]
Format: epub
Tags: thriller
editor: www.papyrefb2.net

DIECISIETE

Todo había pasado tan deprisa que a Lucine le costaba creer que estaba allí, en el castillo Castile, y que estaba siendo cortejada.

La noche anterior había sido de pesadilla, al menos como ella las imaginaba. Sin embargo, al haber atravesado aquel valle de muerte, solo encontró una nueva vida.

—Un brindis, amigos míos —dijo Vlad, poniéndose en pie con su vaso en la mano.

Estaban sentados alrededor de una larga mesa de madera ribeteada de pan de oro. Vlad se encontraba a la cabecera de la misma, ella estaba a su derecha y Alek, Simion y Stefan del otro lado de todo el despliegue de comida. Cerdo, ternera, zanahorias, patatas rojas y cebollas caramelizadas con sus guarniciones correspondientes, en bandejas de oro, colocadas entre grandes velas blancas. Junto a Lucine, Natasha y las dos hermanas, Dasha y Sofía.

Todos se pusieron en pie, pero, cuando Lucine levantó su vaso para levantarse, Vlad puso la mano sobre su hombro.

—No, mi reina. Te estamos honrando a ti.

Toda aquella atención hizo que se sintiera incómoda y su rostro se ruborizó de desconfianza. Pero no podía negar que apreciaba el honor del que la hacían objeto. Nunca le habían mostrado tan elevado respeto.

—Por la mujer que, al considerar mi devoción por ella, hace que mi mundo gire alrededor de un nuevo eje —dijo Vlad.

—Por la mujer —exclamaron todos. Y bebieron.

—Por la sangre —añadió Vlad.

—Por la sangre —dicho esto, volvieron a beber y luego se sentaron.

La sangre, que era vino, ocupaba un lugar central en todos los temas de conversación de Vlad. Ella no había oído jamás palabras tan poéticas como las que él pronunciaba. Era romántico hasta la médula, como Natasha había dicho.

La noche anterior, ella se había dado prisa en salir del castillo, maldiciendo su propia vergüenza por aferrarse a un ideal que le había fallado. Se había derrumbado en su cama y había llorado hasta quedarse dormida.

Cuando se despertó, decidió abrazar un nuevo tipo de amor, libre de las restricciones del convencionalismo que la había estado atando durante tanto tiempo. Ya no sería la mojigata de las gemelas, reservada y recatada, mientras el resto del mundo hallaba satisfacción en el abandono.

Pero no había asociado ese nuevo tipo de amor directamente con Vlad van Valerik. Su presencia había inquietado sus sueños y no podía negar que los acontecimientos de aquella noche habían cambiado la impresión que tenía sobre él.

Fue madre quien mandó llamar al duque, según supo Lucine más tarde. Cuando este apareció a media mañana y se inclinó ante ellas, supo que tenía que considerar su ofrecimiento de cortejarla. Eso no significaba que la relación llegara a ningún sitio, pero no podía seguir rechazando oportunidades mientras esperaba que llegara el pretendiente perfecto.

Si Natasha era una entusiasta del amor de ese hombre, ella debería reconsiderarlo.

Así que fue con Vlad al bosque y allí él le habló como un verdadero caballero, siempre considerado, lleno de ingenio. Y hermoso. Tan bello como Toma, que estaría en su habitación durmiendo la resaca de su desenfreno.

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